martes, 31 de mayo de 2022

24 horas después ella ya no estaba, ya no era

Tengo un recuerdo muy vívido de mi madre saltando desde este tablón al agua del río Avia, en su paso por Ribadavia, en el tramo de A Veronza, de cuando éramos pequeños y ella nos contaba cómo era su ocio de joven en ese lugar que para nosotros era zona de vacaciones, de abuelos, de agua, castillo, río, piscina, cocacola a la vuelta por tarde, agua de la fuente de la plaza.

Lugar seguro.  

Esta foto es de un viaje que hice ya mayor, en 2010 y no he logrado encontrar en mis PCs ninguna anterior, ni siquiera el set completo que me juro y perjuro a mí mismo que saqué de un viaje que hicimos los dos solos en el año 2009, un viaje en el que recuerdo que insistí mucho en hacer para poder ir a ver a un amigo suyo diagnosticado de ELA y que afrontaba sus últimos meses. 

Siempre que he visitado su pueblo me he ido a la zona y lo he fotografiado, en un ritual de buscar el paso del tiempo en lo que nos rodea e identificamos. En mi última visita ese tablón estaba comido por los árboles y la maleza, como he podido comprobar en otro álbum posterior, aunque tal vez no fuera el mismo tablón que recuerdo de mi infancia y también es probable que no existan tales recuerdos y estén solo en mi memoria, mezclados con cosas que sí existen y eso me angustia mucho porque últimamente olvido mucho, demasiado.

Y recuerdo cosas que no fueron. 

Me aferro a lo que sé que está ahí, a lo que una foto me puede traer y busco contrarrestrar cualquier mal recuerdo, aún con el temor de que sea algo que me esté inventando en el momento. Hace un año ingresaba de urgencias por última vez de hospital. 24 horas después ella ya no estaba, ya no era.

Fue.