
Nos encontramos ante una de esas raras ocasiones en las que la adaptación fílmica de un relato supera al original.
30 Días de Oscuridad adapta la primera parte de la trilogía vampírica de los señores
Steve Niles y
Ben Templesmith y sale airoso del entuerto. Tampoco era tan difícil,
30 días de Noche, la primera miniserie, no es que fuese para tirar cohetes, pero fue un superventas hace ya 6 añitos en los
estates.
El guión ha contado con la participación del guionista original y se nota en el tratamiento de los personajes, que salvo ligeras variaciones, son fieles a los del papel. Un plantel mucho más numeroso de humanos, cada uno con sus miserias, completan el grupo de supervivientes que
Eben y
Stella tratan de proteger en el ataque de
Marlow y sus vampiros contra el pueblo de Barrow. Quizá lo peor haya sido la supresión del personaje de
Vincent y darle todo el antagonismo al voraz y violento
Marlow. Salvo eso,
chapeau por todas las licencias que se toman.

En el tebeo en cuatro páginas transcurrían los 30 días, aquí en cambio, vemos el proceso de supervivencia (con sus fallos, sí, pero no olvidemos que se trata ante todo de una peli de palomitas) y de erosión de los personajes.
Los hachazos salpican y la batalla final es tan brutal y sangrienta como la parieron sus autores en el cómic original.
(Si se quedaron con ganas de más y no pueden esperar a las previsibles secuelas: 30 días de Noche, Días Oscuros y Regreso a Barrow se encuentran editados por Dvir en España. Una lectura terrorífica y divertida)