- La política tiene que estar de nuevo por encima de la economía.
- El especulador es el que debe pagar la crisis, no el contribuyente.
- Es necesario un control democrático sobre bancos, además de incentivar la fiscalidad para evitar la especulación.
- Cooperación internacional: Los dirigentes del mundo deben sentarse juntos y diseñar una nueva arquitectura financiera y económica sobre la base de políticas democráticas que controlen los mercados financieros. La política tiene que estar de nuevo por encima de la economía y no al revés.
- Mitigar los efectos de la crisis de acuerdo con el principio "el especulador paga": Crear en cada país un fondo de crisis alimentado por una única imposición extra sobre todos los ingresos de capital por encima de 50.000 euros y un 1% de impuesto extra sobre todos los beneficios de las empresas del sector financiero.
- Control democrático sobre el Banco Central Europeo (BCE): Cambiar las políticas monetarias del BCE a favor de un crecimiento sostenible, del empleo y de la redistribución de la renta, bajo la estricta supervisión del Parlamento Europeo. El BCE debe establecer de inmediato los controles de capital en el continente con el fin de estabilizar todo el sistema económico y ayudar a establecer un ordenamiento impositivo común que evite el dumping fiscal, la evasión tributaria y la competencia existente entre los seguros de depósitos entre los diferentes países.
- Fiscalidad para evitar la especulación: Se necesitan, con carácter de urgencia, impuestos sobre todo tipo de transferencias financieras a fin de terminar con la especulación, de ralentizar la velocidad de circulación de los capitales en los mercados financieros y de poner fin al cortoplacismo. Esto incluye un marco multilateral de impuestos sobre todas las transacciones monetarias para desalentar las operaciones especulativas a corto plazo a través de las fronteras.
Asimismo, la implantación de esa tasa global sobre los movimientos de capital entre naciones, conocida como tasa Tobin, puede financiar la puesta en marcha de un New Deal ecológico a nivel mundial que dirija sus objetivos hacia el mantenimiento y la recuperación de los perecederos bienes naturales.
- Cerrar los paraísos fiscales y centros off-shore: No hay ningún argumento económico razonable en favor del mantenimiento de la situación de territorios económicos privilegiados como son los paraísos fiscales. Es por esto que su función delictiva debe ser completamente cerrada y deben someterse a impuestos globales.
- Creación de bancos públicos: Debe invertirse la tendencia de la banca pública a transformarse en bancos comerciales e intermediarios de inversión con ánimo de lucro. Los bancos públicos sin ánimo de lucro deben ser fortalecidos y quedar exentos de la actual legislación europea en materia de competencia. El Tesoro Público debería poseer, al menos, algunos de los principales bancos para proporcionar financiación estable para un desarrollo sostenible y justo.
- Paralización del proceso de ratificación del Tratado de Lisboa y reformulación de un nuevo marco constitucional para Europa, lejos del neoliberalismo, demás de convocar elecciones a un Parlamento Constituyente y la correspondiente redacción de una nueva Carta Magna, discusión y aprobación por los distintos Parlamentos Nacionales y aprobación mediante referéndum europeo.
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