Séptimo trabajo de estudio y el disco más importante en la carrera de Labyrinth desde que en 2003 tuvieron que demostrar que podían volar solos sin la tutela de su guitarrista principal -tras la bronca y posterior ruptura por Vision Divine-.
Recurrir a una segunda parte -12 años después del disco original-puede parecer socorrido pero se justifica por la línea musical seguida en él; aún así, este trabajo es más deudor de su 'Sons of Thunder' (2000) que del 'Return To Heaven Denied' (1998).
Las aventuras de metal-pop-rock progresivo de sus discos de 2003, 2005 y 2007 quedan relegadas aquí a un tercer plano y, con la vuelta de Olaf Thorsen al seno de la banda, han buscado dar a sus seguidores un trallazo compuesto por diez temas impepinables con doble bombo, solos interminables y melodías vocales repletas de matices.
Un disco impecable de power metal italiano a la vieja usanza que, si recibe la atención y promoción adecuada, puede colocar al grupo en el lugar que se merece de una vez por todas.
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