DIANA DÍAZ JIMÉNEZ - Cáceres - 17/09/2010
Cartas al director de El País
Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, me ha llamado Generación Perdida. Y no sé cómo tomármelo. Bueno, sí que lo sé, porque después de escuchar aquello de Lost Generation en las noticias, y mientras metía los platos en el lavavajillas, una lágrima se coló en el dosificador de jabón. Entonces, miré a mi madre, que en esos momentos buscaba un trapo mañoso con el que desenroscar la cafetera, y solté casi convencida: "Yo no quiero ser una Generación Perdida".
A continuación, encendí el ordenador y busqué la fotografía de Dominique. Luego la de José Luis. Y cerré los ojos y pensé en los griegos, en Peter Pan y en Peter Griffin. Y de esta guisa, introduje mi recién estrenado nombre de pila en Google, dando por hecho que encontraría, como poco, un grupo en Facebook del que hacerme fan. No fue así. En cambio, me topé con una Generación Perdida muy diferente, la que formaron algunos escritores norteamericanos como Faulkner, Steinbeck o Scott Fitzgerald, que vivieron en Europa durante el periodo que va desde el final de la I Guerra Mundial hasta la Gran Depresión. O al menos así lo asegura la Wikipedia. Una faena de época, aseguraría yo. Supuse entonces que Dominique, de haberlo sabido, nos hubiera llamado algo mucho... peor. Peor porque, con 27 años, ni he combatido en el frente, ni he fabricado balas en la retaguardia. Yo es que he sido siempre más de estudiar; mucho en el instituto, mucho en la carrera y mucho en el máster. Irrelevante. Eso es lo que debieron pensar mis únicos tres empleadores que, durante dos años, me han ninguneado haciendo de todo y de nada para terminar firmando un recibí por 500 euros, en el mejor de los meses, donde emborronaba mi nombre debajo de una casilla en la que se podía leer "Concepto: reparaciones varias".
Dicho esto, Dominique, déjeme decirle que, en la cocina de mi casa, su Generación Perdida rumia los días interminables de un sistema financiero en el que apenas se ha visto involucrada. En la cocina de mi casa, Dominique, la mía, mañana, seguirá siendo la Generación Esperanzada.
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9 comentarios:
Qué chulada...
GEracion perdida es quella que no pedira un credito de 300.000 euros a 30 o 40 años, poco negocio se hace con nominas de menos de 600 euros.
A mi solo me tira para atrás de esta carta que es una tipa de 27 años que muy posiblemente no haya sudado la frente en su vida y que aún vive con sus padres...
salvo eso, me apunto al resto de lo que dice!
Descuida Diana, me pierde de mala manera mi lengua y los prejuicios.
(y lo de 'tipa' es algo que uso con mucha frecuencia, aún sabiendo que suena como el culo!)
Sin más, me como mis palabras y sigo firmando a favor del resto de tu carta.
Vamos, que discúlpame si te he hecho sentir mal o rara.
:)
Vamos, Samu, que suena mal no te lo discuto, pero resulta que has acertado de lleno, tiene 27 y vive con sus padres. Deberías dedicarte a pitoniso. Ya le gustaría a Rappel tener tus poderes.
La verdad es que la carta está muy bien escrita, ya le gustaría a mas de un redactor del periódico escribir así.
De todas maneras samu...
y en cualquier caso, vivir con papá y mamá, no significa no haber sudado la gota gorda...
a mi me ha gustado mucho la carta, parece que nuestra generación es una panda de vagos redomados, y nada más lejos de la realidad, lo que pasa es que hasta que se nos abre una puerta pueden pasar muchas lágrimas, sudores y esfuerzos
De ahí que os reconozca que tengo más prejuicios que espalda!
:S
;)
y melena!...XD
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