Un recién llegado podría pensar que este es un desarrollo cuyo lugar natural no debería ser una consola portátil, sino que se trata de una machaca pantallas para iPhone o iPad debido a la hipertrofia táctil en la que se refugia su sistema de control. Solo el lápiz es necesario para mover hasta a diez kirbys hiperactivos rondando por la pantalla. Y nada más lejos del resultado final: en efecto, el control se ha reducido a la mínima expresión, pero es en el detalle y profundidad de los retos que conforman la aventura donde se puede afirmar sin rubor que se trata de un juego made in Nintendo.
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