domingo, 10 de agosto de 2014

Transformers: La era de la extinción

El gigantesco contubernio entre Michael Bay, Steven Spielberg y Hasbro alcanza un nuevo nivel en el concepto cinta/anuncio con Transformers: La era de la extinción, cuarta en la serie e inicio de nueva trilogía.

Haciendo un uso descarado de todos los tics imposibles reconocibles del autor (elipsis sincopadas, saltos alucinógenos de racord, eternas persecuciones, personajes de quita y pon) presenta algunos de los momentos publicitarios más delirantes que se le pueden soltar a un espectador en toda la jeta: a saber, un enorme autobús de una marca de lencería siendo destrozado por Grimlock o una cerveza en primer plano tras una espectacular persecución. La pasta manda y la taquilla, por muchos palos que le propine la crítica, pide más.

Los rediseños de los nuevos Autobots y Decepticons son más feos que los anteriores y los bofetones que se arrean, estratosféricos -el origen/regreso de Galvatron va a enfadar a más de uno, junto con un Lockdown que no queda muy claro qué pinta en todo el asunto. Todo explota a la perfección y siempre hay una bandera ondeando en el plano y composición correcta. El trasunto de Steve JObs que interpreta Stanley Tucci rivaliza con el villano a medida que le han regalado a Kelsey Grammer mientras que Mark Walberg corre con una espada pistola mostrenca posicionándose así como la nueva baymusa de esta etapa. Deshacerse de todos los personajes de la anterior trilogía ha sido un total acierto y poder ver a Optimus Prime en el primer tercio de la grabación con el diseño del camión original (aparte de servir para hacer el muñeco de turno) es un guiño a quienes pidieron a gritos que no volviese jamás el vehículo tuneado de las anteriores.

Acabando, Steve Jablonsky se encarga de nuevo de un dignísimo score que unifica todas las piezas sueltas y sin sentido de una película que en el fondo funciona casi tan bien - de sincera de lo idiota que es- como la primera.

¡Más!

No hay comentarios: