martes, 9 de junio de 2020

Tonight We Riot

Publicado hace escasas semanas para Nintendo Switch y Steam, Tonight We Riot nos pone en la piel de un movimiento revolucionario espontáneo que se hace con los medios de producción de una nación ficticia en un futuro lejano lleno de referencias a nuestra actualidad y cultura popular.

La cantidad de buenas ideas de contenido desbordan la pantalla en este pequeño juego indi elaborado por la cooperativa Pixel Pushers Union 512 al que le pesa una jugabilidad muy mejorable y una mejor ejecución en algunas de sus secciones, convirtiéndose en el típico rage game de la semana cuando lo instalas y tratas de acabarlo. Si bien resulta bastante molesto percibir que podría haberse afinado un poco más, el resto de méritos que posee lo hacen brillar sin necesidad de artificios extras: estamos ante un juego que suda izquierda explícita en todos sus sprites y eso es tan poco común en el medio, incluso en el desarrollo independiente que llega a grandes plataformas, que aunque duelen los 15 euros que cuesta, el desembolso termina por no ser tan molesto  ya que puede racionalizarse como una 'aportación a la causa'.

Hay muchos juegos donde podemos encontrar que el objetivo a batir /o al menos uno de ellos/ aparece representado en la figura de malvadas multinacionales, hay otros tantos donde podemos identificar ese rol en el Estado u organización social, legal y política en la que se ambienta la trama o reglas del juego; en algunos de estos podemos encontrar leves, aunque agradecidas, representaciones de dilemas morales izquierda-derecha y hasta en otros, tibios discursos literalmente progresistas enmarcados en los tiempos actuales, pero lo que hacen Pixel Pushers Union 512 es pintar al estado, a las multinacionales que controlan el capital y a sus fuerzas de orden (represión) públicas y privadas como los directos enemigos a destruir de la forma anticapitalista y explícita que vemos en Tonight We Riot. 
La base del juego es la estupenda idea tan bien llevada de ir avanzando por cortos niveles de acción lateral reclutando trabajadores, tomando sus trabajos y con ellos haciendo frente a la policía con todo lo que encuentras por el camino: ladrillos. llaves inglesas, cócteles molotov, hachas, etc. El control es duro, los personajes se desmadran y cuesta realizar acciones rápidas, por lo que hay que memorizar paso a paso cada uno de los niveles, sobre todo en los últimos mundos, teniendo en cuenta que no controlamos a un solo personaje, sino a toda la masa de manifestantes. Tener cuidado con que todos lleguen al final tiene premio en forma de mejoras para los niveles, personajes extra al principio de fase y otros power up del estilo que solemos ver en los juegos de acción.

La premisa es básica y la ejecución sencilla, salvo por el control desagradable que ya he mencionado; para mí lo importante de este desarrollo es la idea con la que ataca de frente: estamos acostumbrados en el medio a derribar todo tipo de amenazas, incluso policiales o militares, pero nunca colocadas en la posición que se les sugiere en este juego: la policía contra población civil; el mismo juego en sus escenas de inicio nos coloca en situación con una sociedad capitalista se levanta contra las injusticias y es aplastada por los poderosos para que el statu quo se mantenga. Es normal que el juego haya molestado, y mucho, a los sectores conservadores y ultras del fandom.

Tonight We Riot se estructura en cuatro mundos al estilo de SMB3, (homenajean incluso a la bandera de fin de nivel del juego original de 1985), tiene multitud de guiños a la cultura popular y a revueltas políticas actuales (hace aparición incluso Loukanikos en varias fases), hace gala de una necesaria inclusividad de género y racial y hasta podemos ver unos trasuntos de Batman como guardas de seguridad hiperanabolizados en las zonas residenciales.

En paralelo a esta ejecución formal con la que conectamos como jugones, tenemos el contenido político, al que hay que reconocerle su divertido trazo grueso posiblemente motivado por la estructura misma del juego y concepto sencillo: las revueltas las comenzamos en una ciudad, cerca de la zona de fábricas y avanzaremos hasta el distrito financiero. De ahí pasaremos por muelles y zonas de fábricas en bosques hasta llegar a la parte alta de la ciudad o zona exclusiva, donde viven los ricos, apartados de la clase obrera. Le reconozco que hay un placer muy satisfactorio, a pesar de la dificultad, en llegar a las últimas fases y llevar las revueltas de calle hasta las agradables zonas residenciales donde vive la clase alta apartada de todo conflicto político y laboral. No nos descubren nada nuevo, pero yo agradezco mucho verlo en un juego.
Con Tonight We Riot se produce otra cosa necesaria, y es que sus propios desarrolladores aparecen en los créditos como cooperativa, predicando con el ejemplo del que hablan en varios momentos en su juego. Los nuevos disturbios raciales recientes de EEUU han puesto de manifiesto, además, la existencia en ese país de una juventud muy politizada y con profundas ideas e inquietudes de izquierdas. Una buena muestra de desarrolladores de este estilo aparece recogida en esta página donde ofrecen más de 1000 proyectos dentro de un marco solidario, entre ellos Tonight We Riot: en este enlace puedes verlo (ya llevan recaudados 2 millones de dólares) 


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