Una tortilla de aspirinas es lo que recomiendo tras la escucha del último trabajo de los Death Metaleros alemanes Commander. Qué garrulada de disco, señores, con todo el respeto del mundo.
Death Metal a piñón fijo, cuesta abajo y sin frenos. No se andan con chiquitas y a este grupo no le va en absoluto la onda melódica que se da en muchos de los nuevos grupos que surgen de este estilo. A estos señores lo que les va es aporrear la guitarra, el bajo y la batería como si les hubiesen poseído mil demonios y a berrear como si fuese la última vez que tocasen un micro. Es tal el caos del disco que si uno no tiene el oído educado para escuchar a Death Metaleros tan clasicorros como éstos puede terminar con la sensación de que durante cuarenta minutos ha estado escuchando la misma canción.
Comienzan con un puñetazo como ‘Thrust in Man’ y siguen sacudiéndote la tapa de los sesos con ‘Vengeful Angel’ con tal rapidez que no te enteras de nada. Los minutos de la intro atmosférica de ‘The Enemies We Create’ son sólo un espejismo, ya que al poco vuelven a las andadas. Y ellos tan felices mientras sangran tus oídos y mantienes el tipo.
Y así se pasa el disco volando, con canciones como ‘Ira’, que casi hacen gracia por lo corto de su duración, apenas tres minutos, y lo básico del tema. Desde luego que no les darán en absoluto el premio al álbum más complejo pero pueden tener por seguro que los amantes del Death Metal mas ortodoxo se lo pasarán en grande con ellos.
Crítica para Rock Hard
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