Hola, ¿qué tal? ¡Dios mío, qué sorpresa! ¿Cómo estás? Yo bien, gracias. Buf, cuánto tiempo. La tira de años, sí. Oye, te veo muy bien ¿Qué haces? Pues nada, marchan aquellas ideas de hace tiempo. Oh, genial. A mi me va bien. En serio, qué alegría verte. Deberíamos vernos algún día. Te doy mi número y me llamas. Sería genial, sí. Toma. Dámelo, pero vamos a tomar algo ahora. Pues mira, me viene bien. Así nos ponemos al día. Genial. Perfecto, por aquí. Te veo muy bien, en serio, ¿eh?. Gracias, tú tampoco has cambiado nada...
(...)
Terminó de navegar en su fantasía recurrente y volvió a centrarse en su trabajo. Es curioso. Lleva qince años imaginando cómo sería ese reencuentro y no sabría qué hacer el día que sucediese realmente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario