Spiderman no es un héroe oscuro. Es cierto que le pasan cosas muy jodidas que siempre le obligan mirar con cautela hacia adelante, pero con ganas de seguir vivo y afrontando con entereza la carga de que todo poder conlleva una gran responsabilidad; no es un héroe que transmita oscuridad, tristeza o melancolía. Es un héroe que se mueve con gusto bajo el sol, aunque tenga sus escarceos con la noche y, en esta película en concreto, es significativo que solo haya una secuencia en la que el héroe enmascarado actúe bajo la mirada del astro rey.
Si Laura Ziskin Productions, Columbia Pictures, Marvel y resto de implicados en este trabajo hubiesen llamado a la cinta Ultimate Spiderman el desasosiego que se presenta ante el fan hubiera sido más digerible, porque no estaríamos hablando de nuestro amistoso vecino el hombre araña, sino de otra versión suya; aunque Ultimate Spiderman haya sido una de las colecciones más vivas y luminosas de la pasada década en EEUU.
Marc Webb y James Vanderbilt han querido nolanlizar a Spiderman, en una búsqueda de ese hiperrealismo insensato que es imposible aplicar a la vida de un chico de 16 años mordido por una araña (recordemos, radioactiva) que le transmite asombrosos poderes. No. Spiderman no es Batman y New York no es Gotham City.
Cuando una persona acude a ver una cinta de superheroes no quiere recibir un mazazo tras otro, quiere ver justas recompensas, que las dosis de frío sean neutralizadas con ingentes masas de reconfortante y tonificante agua caliente. Quiere ver los momentos icónicos que definen a su héroe favorito, pero no que se recreen en los más trágicos. Todos sabemos quien muere, pero no es necesario hacernos sentir tan culpables con ello. Todos conocemos el destino de varios de los personajes perp, ¿es neceario castigarnos sumándolos todos en la misma cinta, solo por la supuesta carga dramática que remarca el pretendido tono adulto de la aventura?
Spiderman no es Spiderman porque use lanzaredes o recite chistes malos mientras reparte sopapos a los villanos de turno. Spiderman recuerda que siempre hay algo bueno detrás de cada caída, aún por muy dura que esta sea, y en The Amazing Spiderman parece que lo único que han querido transmitir es que ser Peter Parker es una absoluta mierda.
No, Spiderman no es el Batman de Nolan, aunque a este The Amazing Spiderman hayan querido disfrazarlo de caballero oscuro.
Y siendo la adaptación más bastarda de todas las realizadas, con sus modificaciones en origen, adaptaciones del mito, reubicaciones de personajes y motivaciones, la película funciona (Y ojo, los nacidos en los 80 sabemos que Gwen existe, que es la marca de agua que medirá todas las relaciones del trepamuros, pero también sabemos que la novia/mujer de Peter es y siempre será Mary Jane). La sala de cine vibra con el score de un James Horner al que parece que remarcaron que la prioridad absoluta de este trabajo era alejarlo por completo del universo de cómic creado por Sam Raimy en las tres cintas anteriores y que de luz y color, nada. Además la dirección y libreto suman tópicos y recursos manidos, cansinos, doloroso; pero sobre todo, fríos.
The Amazing Spiderman dará paso a un The Spectacular Spiderman, y a un Peter Parker Spiderman y así hasta que los directivos y productores decidan contar la historia de nuevo. Cuando lo hagan, por favor, que recuerden que Spiderman, que Peter Parker, no carece de temperatura emocional. El amistoso vecino transmite luz y esperanza. Y The Amazing Spiderman, la película, aún funcionando, deja el alma jodida y machacada; algo inaceptable en una película de fantasía para hacer taquilla en verano.
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