La precuela de la cinta de 2001 funciona como una película paródica de los clichés universitarios yankis, pero hace aguas por culpa del mensaje que inyecta en vena en el crío (e incluso en el adulto); además, sostenerla únicamente con gags hilarantes en cada escena no hace pensar en ella como en un producto de primer nivel Pixar.
Decirnos en esta época de recesión salvaje que la cultura del esfuerzo, del sueño americano, funciona, resulta vomitivo a estas horas de la partida. Trabaja duro y empieza desde abajo para lograr alcanzar tus metas planteándote pequeños objetivos. El sueño está más vivo que nunca. Puedes ser lo que quieras aunque no lo creas, y si no, confórmate feliz con lo que viene.
Menos mal que sabemos que esto no es cierto. Y fastida que hayan hecho una película con un mensaje así con unos personajes a los que se les tiene tanto cariño
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