Comienza el viaje Terminator Génesis visitando lugares comunes para finalizarlo en un lugar desconocido, mirando con admiración las dos primeras entregas de la saga y tratando de aportar valor suficiente como para no acabar perdida en el reseteo argumental que plantea.
Más allá de los hermosos momentos que posee, que son bastantes, Terminator Génesis recupera la idea tan apocalíptica y ochentera de James Cameron de que, aunque el futuro no está escrito, sí parece ser siempre inevitable; de ahí el nuevo salto mortal hacia atrás (y a dónde haga falta) para poner fin a algo que nunca debió de tener lugar pero que siempre encuentra la forma de materializarse.
Más aún; esta quinta entrega recupera la idea de ese villano imposible y eterno que se adelanta a todo, incluso al héroe perdido en el tiempo, condenado a saltar una y otra vez para acometer la misión divina que se le ha encomendado, sea la línea temporal que sea, sea en el momento del tiempo que deba ser, sea en la encarnación que le toque vivir en ese momento.
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