Hancock

Will Smith hace tiempo que tiene muy claro que es uno de los tipos en la industria que si dice que quiere hacer X, termina haciendo X. Es también, uno de esos actores que son fieles a la cita taquillera de verano y, casi nunca, por suerte, suele defraudar en los proyectos en los que se embarca.

El Hancock de Sony Pictures es el inicio de una franquicia que puede demostrarse rentable y el ejemplo de que trabajar con conceptos originales inspirados en superhéroes puede añadir frescura al encorsetado género.

Hancock es una sorpresa y una delicia. Empieza parodiando e ironizando sobre los códigos y lenguaje de los los supers. Atrapa al espectador y le hace entrar en su juego; te hace creer, y lo logra, que la peli va a ir de una cosa... para luego darte un sopapo en todas la narices y plantear un segundo tramo y desenlaces de proporciones épicas.

Las motivaciones de los villanos, las charlas del plan maestro, las dudas del traje, el origen y dudas existenciales... Will Smith se permite vacilar sobre eso y hacerlo bien y sin que ningún fan del género salga del todo molesto.

Ayuda a todo ello uno de los scores más potentes de los estrenados este verano, con notas paródicas a la BSO de Superman incluidas en una de las apariciones estelares del anti-héroe.

Me emocionó mucho, la verdad. Y de todos los finales que podría haber tenido la cinta, el elegido no es tan malo como pueda parecer en un primer momento.