Guitar Hero frente al placer de tocar un instrumento real

En la revista Edge nº 36 (edición española) la columna de Steven Poole habla sobre las bondades y carencias de los simuladores musicales tipo Guitar Hero que desde hace unos años arrasan entre los usuarios. Hay que reconocer que para mucha gente, sentir el tacto de un "instrumento" a la vez que ejecuta comandos de notas en pantalla al son de la música es algo realmente satisfactorio, cosa que no a todos los músicos y entendidos les resulta de su agrado o comprensible.

Steve dice en un punto de su texto que "acosejar a los jugadores a ponerse a practicar acordes de guitarra es como decir a los fans de Lara Croft que se vayan a explorar tumbas y a escalar rocas. Claro, iba a ser mucho más excitante, pero un juego no pretende ser una simulación perfecta de la realidad".

Si pincháis sobre la imagen, podréis leer la fantástica disertación.

A lo largo de los siguientes párrafos analiza por qué gustan tanto estos juegos. Por un lado nos llevan por un carril establecido de forma satisfactoria en una curva ascendente de dificultad, pero no nos dejan disfrutar realmente del placer de la música, como puede ser un punteo improvisado en un tramo concreto de una canción y es por ello que muchos profesionales reniegan de este entretenimiento.

Se trata sólo de un juego, aunque desde mi punto de vista nada es comparable a lograr clavar ese 'solo' que tantos dolores de cabeza te ha dado en muchos ensayos, por ejemplo. La música es para vibrar, sentir cada nota y dejarse llevar. Veo al bueno de Danny Johnson (un chaval que domina varios instrumentos) reventar en público su propio record mundial en ese juego y al contemplar su cara de pasividad, de no sentir nada, incluso con público, pienso de forma inevitable que algo falla.