Remake de la cinta de 1990 sin Marte, sin personalidad; mutilando personajes y fusionando otros.
A pesar de poseer un par de aciertos formales y tratar de enganchar con una estética deudora del ciberpunk de Blade Runner (amén del batiburrillo del score, que tan pronto parece Sunshine como Inception) Desafío Total (2012) hace aguas en sus 20 minutos finales, cuando llega el momento -esperado, morboso- de los giros de guión y personalidad.
Hauser no es malo: al espectador le dan la info suficiente para que sepa que él ya empieza siendo bueno y que al menos contaba con un ayudante anónimo (qué desastre tratar de explicar con un flasback de dos segundos la escena de la primera llamada y la liberación de la silla). Rompe esta cinta, por tanto, con la idea de que ante un inicio nuevo, la personalidad parte liberada de cargas: Quaid es Hauser finalmente en esta Desafío Total.
Que olviden Marte y sus mutantes y lo sustituyan por dos colonias enfrentadas en lo económico (y ni siquiera, ¿qué beneficio sacas de invadir un territorio que ya explotas y asfixias con pingües beneficios?) es lo de menos en este desastre pensado para la chavalada que desconoce el fantásito cine de ciencia ficción de los años 80 y 90, donde Paul Verhoven destaca por sus escenas físicas, sucias y extremas.
Tan descafeinada e innecesaria queda esta adaptación (que apenas toma el nombre de REKALL del cuento corto y el tema de la invasión) que, por lo menos, tiene la decencia en los créditos finales de mencionar a los guionistas Dan O'Bannon y Ronald Shusett del clásico protagonizado por Arnold Schwarzenegger.
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