Nadie que haya visto suficientes teleseries americanas debería sorprenderse con la adorable y macarra propuesta que lanza Ted, el debut en la dirección cinematográfica de Seth MacFarlane, creador de Family Guy y American Dad. Sus dos series de animación beben/y deben mucho/ a las sitcom norteamericanas en las que uno de sus protagonistas se trata de un personaje no humano (Alf, "Harry and the Hendersons" etc...). En Ted, este recuerdo es intenso ya desde los primeros minutos y con las imágenes de los títulos de crédito, donde se nos recuerda ante qué tipo de producto nos encontramos.
Siguiendo el esquema de a+b+c de las comedias americanas, todo en Ted es un gran gag articulado por los recursos a los que los fans Family Guy están acostumbrados: referencias pop constantes, flasbacks delirantes, ensoñaciones imposibles. Que no haya más mala sangre en la película, a pesar de sus enormes brochazos sórdidos hace imaginar que trata de llegar no solo a sus fans, sino al resto de espectadores no habituados a estos mecanismos de humor salvaje.
Si siempre recomiendo ver cine en VO, en este caso se hace más necesario que nunca, ya que la cinta ha sido mutilada en su adaptación al castellano en una jugada absurda de la distribuidora, a la que al director de doblaje Eduardo Gutierrez (que es quien dobla habitualmente a Seth MacFarlane en Family Guy) parece que han impuesto la presencia de Santi Millán doblando a Ted, junto a localismos y acentos que estropean el chiste bajo (como en el caso de la cena con la cajera).
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