martes, 16 de febrero de 2016

Creed

Drama redondo que, sin ocultar su parecido argumental con la entrega original de Rocky, nos devuelve tal vez por última vez al mítico boxeador esta vez en el papel de mentor. Los maravillosos planos secuencia que acompañan a algunas de las escenas son para quitarse el sombrero ante la elegancia con la que representan el grotesco espectáculo del boxeo, aunque tal vez lo mejor sea el fuerte calado emocional que hay en todo el trabajo, que buscado para hacer taquilla, en verdad logra calar, como la cinta de 1976, en el espectador. El hermoso plano final, con el ocaso del veterano y el inicio del camino del novato es sin duda un bonito homenaje a lo que ha sido la serie de Rocky para dos generaciones.

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