Texto original de José Manuel Roca*
Aprovechando una ventana de oportunidad se va a celebrar una boda de conveniencia; ya hay compromiso formal, que deben ratificar las familias de los contrayentes, aunque no se conozcan en detalle las cláusulas del acuerdo. Si todo sigue como está previsto, habrá pacto Podemos-IU de cara a las elecciones de junio.
Dadas las diferencias de los contrayentes, para los parientes más reacios este parece un enlace contra natura, de esos de peras y manzanas, que alarmaban a Ana Botella, sin embargo, si ambas partes renuncian a la pureza de su raza (en un caso el linaje está poco claro) y apuestan sin reservas por la hibridación, el resultado, además de conseguir una buena cosecha de votos (por el interés, te quiero Andrés, opinan los mal pensados), lo cual sería en sí mismo positivo, puede dar lugar a un nuevo ser político que contenga lo mejor de cada parte, pues ambas presentan rasgos que los hacen complementarios.
La primera ventaja es anudar dos generaciones políticas. A la envejecida Izquierda Unida no le viene mal un poco de irreverente sangre joven de Podemos, a quien puede sentarle bien la experiencia organizativa de IU para poner orden en su magma interno, en permanente estado constituyente. A Izquierda Unidad, abrazada al programa, programa, programa, no le viene mal un poco de la improvisación y del pragmatismo de Podemos. A Izquierda Unida, resignada a cumplir un papel testimonial, le vendrá estupendamente al ansia de ganar de Podemos, que, a su vez, recibirá la necesaria dosis de conocimiento del pasado y experiencia de IU para moderar su adanismo; qué mejor para los críticos del régimen del 78 que tener por colegas a quienes estuvieron con las fuerzas que lo hicieron posible.
La propensión periférica de Podemos agradecerá la corrección de la fuerza centrípeta de IU, que aportará unos gramos de federalismo a la tendencia confederal de Podemos. Del mismo modo, que IU puede aportar un sólido sentimiento anticapitalista ante las veleidosas simpatías de Podemos por las burguesías de la periferia, nacionalistas, sí, republicanas, quizá también, pero capitalistas y neoliberales sin duda alguna.
El engarce de IU con el mundo del trabajo y sus lazos con un sindicato pueden ayudar a definir el programa de Podemos en el área laboral, y favorecer su contacto con los trabajadores organizados. Del mismo modo, que Podemos puede trasladar a IU su experiencia con los sectores de jóvenes que forman el precariado y el paro, que no son atendidos por los sindicatos.
No faltan críticos que califican a Podemos de populismo; cierto, pero populismo no falta en este país, empezando por el partido que gobierna (en funciones), y, en todo caso, ahora lo importante es ver hacia donde se orienta Podemos: ¿populismo de izquierda o de derecha?
Parece que se decanta hacia la izquierda, y en ese giro puede ayudar el pacto con IU, con lo cual se polariza, en los términos tradicionales del eje izquierda y derecha, el panorama de cara a la próxima confrontación electoral. De un lado PP-Cs y de otro Podemos-IU, lo cual deja en medio al PSOE, en muy mala posición, pues le obliga a definirse hacia uno de los dos polos. En todo caso, una situación mucho más interesante que la que teníamos hasta ahora.
*José Manuel Roca es escritor, ha sido profesor en la UCM y publica en medios como Publicospopia
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