G.I. Joe: The Rise of Cobra

Cinco añitos que nos ha tenido esperando Stephen Sommers para ver otra de sus barrabasadas de serie B hipercaras, macarras y ultradivertidas. Que en esta ocasión lo haga con una adaptación de los juguetes, serie y cómics de G.I.Joe solo le valdrá palos por todos lados, pero lo cierto es que la película mantiene intacto el espíritu de todas sus cintas: hacer cine de diversión, sin más idea que la de hacerte pasar un buen rato y que, a la salida de la sala, puedas comentar con tus acompañantes.

G.I. Joe está repleta de excesos, pero es consciente de ello desde el inicio, por lo que no camufla el producto bajo ninguna capa de trascendencia, ni siquiera para el género de acción al que pertenece. Las motivaciones de los personajes, los vehículos que usan, sus tretas, artimañas, todo, todo, todo es tan de comic book y de fantasía que es por eso que la película es una gozada.

A este tipo, además, le da igual cómo queden los CGI con tal de que queden por lo que hay cantazos digitales para parar un tren pero... eh! y lo chulo que ha quedado eso?

El cameo de Brendan Fraser, la hermosas mujeres del reparto, el duo cómico protagonista, la batalla final a lo Star Wars y el surgimiento de Cobra y Destro son sólo algunos de los detalles a mencionar.

Si acudimos sin ninguna expectativa, como fue mi caso, ya que a mi me daban un poco igual estos juguetes y cómics (no así como me pasó con Transformers, con los que tengo una implicación emocional excesiva) las dos horas de metraje se pasan volando, entre risas, esperpetos y escenas de acción muy bien conseguidas.