Gracias a Moore sé que la palabra crea y destruye Universos.
Con Gaiman aprendí que jamás debes decirle tu nombre a una criatura mágica.
Y Morrison me enseñó que la magia del verbo está al alcance de todos.
¡Voy a hacer Magia!
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Escribí estas cuatro frases en julio del año pasado.
En cierta manera puedo decir que logré hacer algunos conjuros.
Sigo practicando.
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