martes, 12 de noviembre de 2013

El océano al final del camino - Neil Gaiman

Empieza Gaiman golpeando fuerte y bajo recordando al lector que a poco que se viva uno se termina convirtiendo en el reflejo vivo de sus padres. Continúa aterrando en esta novela para adultos (pero mucho más ligera que sus American Gods e Hijos de Anansi) con los miedos del niño ante el ser adulto y adereza con píldoras de otros universos compartidos, remitiendo por ejemplo en uno de los muchos momentos hermosos de este El océano al final del camino a un poema de 'El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum' de T.S. Eliot.
- ¿Y ya te ha dicho su nombre?
- No. ¿Pueden hacerlo?
- A veces, si escuchas con atención. 
Y jugando así con el lector hace llegar a ese punto de giro, de manual -una vez lo has sentido en tus carnes- en el que lo sembrado en sus 230 páginas estalla como un orgasmo de cuento en el final más satisfactorio que ha podido realizar posiblemente desde su Neverwhere o su aclamada colaboración con Pratchet en Buenos Presagios.

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