Rotunda Pacto de Silencio. Robert Redford vueve a poner sobre la mesa un debate que a la progresía estadounidense le debe de quitar el sueño: la lucha de los ideales de LO CORRECTO frente a la unidad e integridad del UNO MISMO.
Como ya hizo en Leones por Corderos, -cinta con la que comparte alguno de sus alegatos- Redford deja que el espectador se quede con el thriller, si es lo que este desea, pero adereza el metraje con profundas cargas que noquean a medida que se resuelve el misterio, para quien quiera.
No son fortuitas las frases "yo no abandoné la Lucha, MADURÉ" o que el catalizador de cambios (dos) se represente en forma de la figura del INOCENTE, así como la manera en la que van introduciéndose los distintos personajes claves en la historia y sus motivaciones. Sabemos, además, tan poco de ellos como el reportero que les sigue la pista, lo que hace que el sentimiento de thriller clásico no desaparezca en ningún momento.
Si algo le podemos achacar al trabajo es que Redford se encuentra mucho mejor detrás de la cámara que reservándose el papel principal, y tal vez, consciente de ello, reune de nuevo a una cantidad de compañeros de reparto que conjugan la veteranía de grandes olvidado/as con la promesa de nuevas caras que vienen; obviando el papelazo que hace Shia LaBeouf, están inmensas en sus papeles Anna Kendrick y Brit Marling.
El cierre de la historia del reportero local, por cierto, aún evidente y dibujado con brocha gorda, es enorme y satisfactorio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario