miércoles, 4 de noviembre de 2009

100 Balas

Todo se va a la puta mierda, como Azzarello y Risso querían que sucediese. Personajes que desaparecen sin una última frase ocurrente, planes maestros que se destapan como absolutos fracasos.

Con sonido de fuego y olor a sangre y azufre.

Un final que sabe a poco. Insatisfactorio... y del todo pleno, que deja instalada la contradicción en el cuerpo.

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