Alexei Pajitnov en la Revista Edge noº22 hablando sobre los puzles:
"En los puzles antiguos había una especie de emoción mística... en los siglos XVII y XVIII el rompecabezas se asociaba con el camino que llevaba a una puerta secreta, a un misterio. Este elemento místico sigue ahí, porque cuando terminas un puzle parece tan sencillo, tan obvio, y no entiendes por qué no lo viste así de fácil desde el principio. Significa que estabas como embrujado."
De forma suave quiere decir: se te queda cara de diota cuando logras dar con la solución; vamos, como cuando llevas atascado días en una mazmorra de cualquier Zelda y de golpe y porrazo ves la luz y logras avanzar en la trama.
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