Tercer largo de esta inclasificable formación francesa que en sus inicios comenzaron practicando metal sinfónico, pasaron en su segundo trabajo a un sonido más gótico y dejándose llevar por el ‘¿qué haremos en esta ocasión?’ nos traen un plástico cuyos sonidos han virado de forma extrema hacia el rock industrial y gótico de los 80 junto con bases heavys de nuevo cuño que tan de moda están últimamente.
No parecen un grupo veleta, de los que van a donde les lleva la moda, sino de los que hacen lo que les sale de las narices. Y vaya disco, señores. Desde que llegó su correspondiente copia a mi escritorio no ha dejado de sonar a todas horas.
Una elegante ‘Restless’, tradicional y efectiva, asienta las bases de esta nueva entrega. Buenas ambientaciones, contundentes guitarras y un estribillo pegadizo junto a voces guturales para su último tramo. Un tema que puede llevar a engaño, ya que siendo un gran corte, no representa ni mucho menos las sorpresas que esconde el resto del trabajo. Una apoteósica ‘Trial’, repleta de sintetizadores y bases tecno hace que pegues un salto de tu butaca y comiences a moverte de forma instintiva y con ‘Mirror Mirror’, la tercera descarga, confirman que este Restless es una obra que va a ser amada u odiada sin término medio, ya que se trata de otro corte industrial lleno de buenas atmósferas y una gran melodía.
Y desde ese punto, temas como ‘Lift me Up’, ‘Lovin´Wife’ o ‘Give It Way’ no hacen sino enriquecer el conjunto que encierra esta novedad llena de sentimiento. Y sin ningún solo de guitarra sostienen sin problema esta grabación que ha dejado en un servidor una impronta de nostalgia al recuperar sonidos del rock gótico y electrónico de los 80.
Crítica para Rock hard
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